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Hojas de hierba

Hacía mucho tiempo que no lo escribía sobre libros, pero hoy me apetecía volver a ello. También como en otras ocasiones vengo a recomendar una obra que no necesita recomendaciones y de la que estoy seguro que yo no puedo agregar nada más. Pero, en fin, vamos a ello.

Hoy me gustaría recomendar Hojas de Hierba de Walt Whitman, que no tiene nada que ver con el protagonista de Breaking Bad. Walt Whitman y su obra son de sobra conocidas y podríamos decir que es un clásico de la poesía estadounidense, además de ser archiconocida por películas como El club de los poetas muertos; por eso no voy a entrar a valorar ni al autor ni la obra en sí. Tampoco yo tengo los conocimientos para ello y sería estar escribiendo aquí otras cosas copiando y pegando de las primeras páginas que me recomendara Google. Yo sólo vengo a hablar de lo que me ha parecido, mi opinión pura y dura.

Recomiendo encarecidamente la lectura de Hojas de hierba porque he sentido que me transportaba al nacimiento de los Estados Unidos tal y como lo conocemos ahora. Las imágenes y metáforas de cada uno de los versos me reveló un viaje por los famosos campos de maíz, los lagos, las grandes ciudades (Nueva York en gran medida) y las diferentes formas de vida: salen representados los hombres de negocios, las familias que se ocupan de pequeñas granjas —esas tan típicas de las películas—, los esclavos que recogían el algodón (afortunadamente esa época se ha dejado atrás), imágenes bucólicas de personas en la más absoluta tranquilidad de la naturaleza y siempre viendo cómo la vida va dejando atrás el Antiguo Régimen y se van introduciendo los avances técnicos en la vida cotidiana, pero sin llegar a romper con todo lo anterior. Obviamente no como hoy, en 2020. Además, siempre sentía que la voz poética me insuflaba fuerza, valentía, la creencia en uno mismo y en el colectivo y optimismo en nuestras capacidades para conseguir sobreponernos y adaptarnos, mejorar nuestras condiciones de vida. Viajando a través de EEUU de la mano de Whitman, he de añadir también, que me he sentido dentro de los famosísimos cuadros de Edward Hopper, con sus veleros, sus escenas como Faro a dos luces o Domingo por la mañana... bueno, hay muchos en los que fijarse; no está mal leer un poco a Whitman y luego ir al Museo Thyssen a ver a Hopper, por ejemplo.

En su conjunto me ha parecido una preciosidad.

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