ETSIN
Hace algún tiempo, escribí un poema dedicado a la ETSIN, y en esa entrada decía que era el segundo poema que se llamaba de esta manera de todos los que he escrito. Esto claramente es una bellísima anomalía porque normalmente, aunque en mis textos, en todos, ellos pueda tratar temas parecidos, o incluso, estar dedicados a la misma persona o personas, nunca había tenido que diferenciar un título añadiéndole un cardinal; mis textos no son de la realeza ni Papas de Roma. Sin embargo, esta circunstancia se dio. Y aquí presento el primero de los dos. Los escribí prácticamente a la vez, pero este fue el primero de los dos. He pensado que no hay día mejor que este para que vea la luz.
ETSIN
Amo y odio lo que me das,
amo y odio lo que me quitas.
Me das alegría,
me das vergüenza,
me das disgustos
en tus clases y tus exámenes
y en la biblioteca
soledades infinitas me quitas.
Me das teoremas
de mecánica,
y ratos de risas
en tu cafetería.
Me das Herreros
y Somolinos,
me quitas momentos
con mis amigos.
No sabría decirte si,
después de este tiempo,
todavía hoy
amo las estructuras
y los fluidos,
no sabría decirte
tampoco
si odio tus viejas aulas
y tus grises pasillos.
Me das cálculo
y calculo que me quitas la química
con el exterior.
Eres mi sino,
mi compañero y mi enemigo.
Eres ese primo problemático,
esa madre que protege,
ese padre que regaña,
esa novia que nunca te abandona;
a donde no quiero ir
pero siempre acabo regresando.
Eres esos dos chicos
enlzadados en un beso
que me cruzo en mi
tranquilo paseo
por el centro de Madrid,
y eres ese puñal
por la espalda,
el del César, traicionero.
Déjame en paz,
no te vayas jamás.
Me das locura,
me quitas paz.
Me pones mariposas en el estómago
y una úlcera un rato después.
Eres mi escuela,
Mi Escuela de Ingeniería Naval.