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Muebles de diseño

Sabía que su casa estaba embrujada. Sabía que en su salón habitaba un ser de un ser del más allá. Una especie de fantasmas según se describía en los relatos de su cultura a lo largo de la Historia. Nunca se había creído este tipo de historias de terror y misterio tuvieran un ápice de realidad. Es más, le encantaba empaparse de todas ellas a través de libros y películas pero como quien consume cualquier tipo de ficción. Sin embargo, desde que había entrado a vivir en aquel loft con vistas vivía atemorizado. Al principio, los detalles que indicaban la presencia de este ente no le resultaron extrañas y los atribuía a la propia casualidad o a su despiste pero según iban pasando los meses, la sospecha, la incertidumbre fueron calando en sí para dar forma a un nuevo pensamiento, una nueva forma de ver en rededor todo lo que conformaba su piso.

Entre aquellos muebles de diseño ocurrían cosas muy extrañas y poco explicables desde el punto de vista racional y científico. Se empezaron a manifestar hechos que poco tenían que ver con lo real sino más bien con los mundos de fantasía. Alguna tarde, volvía de trabajar y encontraba cuadros dados la vuelta o enseres por el suelo, todas las luces dadas… Aunque siempre, todos los hechos ocurrían de forma aislada. No aquella noche.

Aquella noche, estaba confirmando todas sus sospechas y los peores augurios. Estaba leyendo tranquilamente en el butacón que presidía su salón cuando se precipitaron los acontecimientos. Como una sucesión de eventos, lo que fuera que gobernase todo aquello fue mostrando su temperamento. Las luces parpadearon en toda la casa durante casi dos minutos de forma continua hasta que todas las bombillas, de forma totalmente sincronizada estallaron, dejando el suelo perdido de cristales a gran temperatura e incluso algunos dejaban marcas en el suelo fruto del calor. Se le erizó todo el pelo, notó cómo se le abrían los poros y el vello se le puso duro, tenso, tirando de su piel. Un escalofrío le ascendió desde la parte alta de sus piernas hasta la parte anterior del cuello que se puso rígido, como si fuera acero. De pronto, todos los objetos que colgaban de las paredes se alborotaron: los cuadros se invirtieron, las estanterías empotradas dejaron caer sus libros y cualquier otro objeto decorativo salió disparado en todas direcciones provocando que un sudor helador cayera desde la zona más alta de su frente pos el rostro y terminara por enjutar sus músculos, dotándolos de la inexpresión más tensa y dura. Se lanzó como pudo hacia los muebles de la cocina buscando un cuchillo más grande que poseía como si eso pudiera defenderlo de algo.

De repente, como si los muros pudieran hablar con él, empezaron a soltar una serie de ruidos y vibraciones más o menos entonadas y con cierto ritmo pero completamente ininteligibles. Se le helaba el corazón y comenzó a paralizarse. Mientras esto sucedía, con sus nervio a flor de piel, como si otra persona anduviera por allí, el suelo estalló en un crujido continuado que poco a poco se iba acercando a donde él estaba. Del propio ataque de nervios que sufrió, se meó encima y podía notar aquel fluido caliente y de olor fuerte impregnando su pantalón y su pierna derecha dejando una mancha muy oscura.

Desconcertado y aterrado como estaba, no razonó como debía. Tomó el cuchillo con todas sus fuerzas y se lo hundió a la altura del estómago para intentar liberarse de ello.

Cuando despertó, abrió los ojos y lo primero que vio fue su propia casa tal y como estaba un rato antes de que todo sucediera. Pero no, no lo había soñado. Poco a poco fue tomando conciencia de lo que pasaba. Se estaba viendo a sí mismo en el pasado y estaba perfectamente vivo.

-¡Sal de aquí! ¡Vete o morirás!-se gritó a sí mismo pero no pareció que pudiera auto oírse pues no surgió ningún efecto.

Parecía que no podía oírse por lo que intentó llamarse la atención para encaminarse hacia la puerta e intentó cambiar su trágico final: lo primero que se le ocurrió en ese momento fue encender y apagar repetidamente las luces para alertarse de lo que podía sucederle si seguía en aquella casa y entonces, sin más, se fundieron explotando en mil pedazos pequeños que se dispersaron por toda la casa dejando el suelo lleno de pequeños trozos de bombilla a muy elevada temperatura…

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