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Buques y artefactos oceánicos

Tengo un pollo, el pollo me da huevos, de los huevos salen gallinas y cataclás siempre me confundo. Vuelta a empezar. Esto era una vez un niño que comía sentadito en su sillón, mariamiamiau mariamiamiau. El pobre no era muy inteligente y se llamaba Bringo. Sus padres querían llamarlo Bingo por, ¡Bingo!, de olalá hemos acertado con nuestro hijo. Pero el hombre o mujer, ya no me acuerdo, del registro era daltónico. ¿Qué más da ser daltónico? Pues en teoría nada pero eso son otros retorteros que no nos interesan. Creció en un ambiente muy lujurioso. Podríamos afirmar sin llegar a equivocarnos que perdió la virginidad entre los tres y cuatro años. Aunque él, por aquel entonces no lo supiera. Ni él ni sus padres. Simplemente le metió su pene al cerdo que tenían como mascota. A día de hoy, veintitrés años después, él mismo sigue son saber por qué lo hizo. Los psicólogos dicen que fue por un ataque de pánico cuando su madre encolerizada le dijo que si volvía a pintar las paredes le cortaría su "cosita". Ante aquel pánico debió de pensar que lo seguro sería esconderla.

Publicado originalmente en el libro La Ventana y otras historias

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